- Una jueza de EE.UU. impone una orden judicial permanente que prohíbe a NSO intentar vulnerar WhatsApp.
- Los daños punitivos a Meta se reducen de unos 167 millones de dólares a 4 millones.
- NSO alegó que la prohibición podría poner en riesgo su negocio, aunque sostiene que sus clientes seguirán operando.
- El pleito arrancó en 2019 por presuntas intrusiones que afectaron a unas 1.400 personas, entre ellas periodistas y activistas.
La Justicia estadounidense ha impuesto una medida cautelar permanente que prohíbe a NSO Group intentar infiltrarse en WhatsApp, la plataforma de mensajería de Meta. La decisión marca un punto de inflexión en un litigio de largo recorrido sobre el uso de software espía y su impacto en la seguridad y la privacidad de los usuarios.
Junto a la prohibición, el tribunal ha reducido de forma sustancial los daños punitivos reclamados por Meta: de alrededor de 167 millones de dólares a 4 millones. El fallo, de 25 páginas, abre una nueva etapa en el caso y plantea interrogantes sobre el futuro operativo de la firma israelí.
Qué ha decidido el tribunal
La jueza del Distrito Norte de California, Phyllis Hamilton, ha dictado una orden judicial permanente que impide a NSO cualquier intento de acceder a WhatsApp o de explotar su infraestructura y a sus usuarios. La prohibición no se limita a ataques concretos, sino que bloquea de raíz nuevas tentativas de intrusión contra una de las plataformas de comunicación más utilizadas del mundo.
La decisión refuerza el cerco legal a las prácticas de intrusión en servicios ampliamente extendidos. En la práctica, el mandato impide a NSO desarrollar o desplegar mecanismos destinados a romper las defensas de WhatsApp, cerrando uno de los vectores preferentes de ataque según el historial del caso.
Impacto para NSO Group
El revés judicial llega tras años de controversia por Pegasus, la herramienta de espionaje insignia de NSO, señalada por organizaciones de derechos humanos por facilitar abusos a gran escala. Pegasus se apoya en vulnerabilidades de software de uso común, lo que ha convertido a WhatsApp en un objetivo prioritario en distintas campañas.
La compañía argumentó en el procedimiento que una orden de este tipo podría poner en jaque la viabilidad de su negocio, al impedirle operar sobre uno de los canales de comunicación más extendidos. Ese temor ya constaba en escritos anteriores del proceso.
En su posición pública, NSO mantiene que sus productos se orientan a combatir el crimen grave y el terrorismo. Tras el fallo, la empresa ha señalado que la orden no afecta a sus clientes y que analizará la sentencia para determinar sus siguientes pasos, insistiendo en que la tecnología seguirá utilizándose para proteger la seguridad pública.
Daños y perjuicios
La jueza también recortó de forma muy notable los daños punitivos concedidos a Meta: de unos 167 millones de dólares a 4 millones, una disminución cercana al 97%. Ese alivio financiero reduce la carga inmediata para NSO, aunque mantiene vigentes las restricciones centrales de la orden.
Pese a la rebaja económica, la parte más condicionante del fallo es la prohibición permanente, que limita la actividad de NSO en un frente clave. El veredicto combina así un componente disuasorio con un castigo financiero más moderado.
Antecedentes del litigio
El conflicto legal arrancó en 2019, cuando WhatsApp demandó a NSO por presuntas intrusiones en sus servidores para instalar Pegasus en dispositivos móviles. Según la denuncia, esa operativa permitió comprometer terminales de usuarios en varios países.
La demanda señalaba que alrededor de 1.400 personas resultaron afectadas, incluyendo periodistas, activistas de derechos humanos y disidentes políticos. El caso puso el foco en cómo el aprovechamiento de vulnerabilidades en software popular puede erosionar la privacidad y la seguridad digital a escala global.
Reacciones y contexto empresarial
Desde Meta se ha celebrado el fallo: la compañía subraya que la orden protege a los usuarios de WhatsApp a nivel mundial y corona seis años de litigio para exigir responsabilidades por ataques a miembros de la sociedad civil, según expresó su máximo responsable de la aplicación.
En el plano corporativo, NSO fue adquirida recientemente por un grupo liderado por el productor de Hollywood Robert Simonds, de acuerdo con información publicada por el medio especializado TechCrunch. El movimiento introduce nuevas variables en el futuro de la empresa bajo el escrutinio judicial y regulatorio.
El caso deja un mensaje inequívoco: los tribunales están dispuestos a bloquear de forma duradera las incursiones en servicios masivos y a modular los castigos económicos, mientras persiste el debate sobre el uso de herramientas de vigilancia, la responsabilidad de sus fabricantes y la protección de la sociedad civil frente a abusos.
