- TP-Link completa la primera conexión WiFi 8 (802.11bn) con un prototipo, validando baliza y transferencia de datos.
- Enfoque UHR: mejoras del 25% en rendimiento real, reducción del 25% en latencia p95 y menos pérdida de paquetes.
- Mantiene 2,4/5/6 GHz, canales de hasta 320 MHz, 4096-QAM y hasta ocho flujos espaciales con MU-MIMO y OFDMA.
- Hoja de ruta: certificación de Wi-Fi Alliance prevista para inicios de 2028 y aprobación final IEEE a finales de marzo del mismo año.
El estándar WiFi 8 (IEEE 802.11bn) empieza a perfilarse con pasos concretos: el sector ya ha mostrado los primeros prototipos funcionando y se conocen sus grandes metas. La prioridad esta vez no es el pico de velocidad, sino hacer la conexión más estable, predecible y resistente cuando la señal aprieta.
Ese giro estratégico se resume en UHR, Ultra High Reliability: la próxima WiFi buscará mejorar de forma medible la experiencia real. Hablamos de menos latencia en escenarios adversos, menos cortes al moverte entre puntos de acceso y un manejo más fino de redes muy concurridas.
¿Qué propone WiFi 8 y en qué se diferencia de Wi‑Fi 7?

Frente a la generación anterior, WiFi 8 cambia el foco: consistencia por encima de velocidad bruta. El objetivo es que, incluso en el límite de cobertura o con interferencias, los dispositivos mantengan un caudal ú;til más alto y sostenido.
Este enfoque se traduce en metas concretas: mejorar el rendimiento de datos alrededor de un 25%, reducir también en un 25% la latencia en el percentil 95 y disminuir la pérdida de paquetes en desplazamientos entre puntos de acceso.
En la práctica, la itinerancia será más suave, con menos microcortes al pasar de una estancia a otra, y una cobertura más homogénea que ayude a sostener videollamadas, juegos en línea o retransmisiones en directo sin sobresaltos.
Objetivos UHR: fiabilidad y latencia bajo control
Según los trabajos del IEEE y las aportaciones de la industria, la filosofía UHR persigue tres mejoras clave del 25%: rendimiento sostenido, latencia en el peor caso (p95) y pérdida de paquetes. Es un viraje claro hacia la capacidad de respuesta que requieren usos sensibles al tiempo.
Esto importa en aplicaciones como realidad aumentada, automatización industrial o sistemas basados en IA, donde el retardo debe ser predecible y bajo incluso cuando la red está congestionada o la señal no es ideal.
La consecuencia esperada es una WiFi más fiable en entornos densos (estadios, aeropuertos, campus o edificios residenciales con alta ocupación), así como una movilidad sin sobresaltos en redes con múltiples puntos de acceso, y una gestión más sencilla usando herramientas para escanear WiFi.
Novedades técnicas previstas en el borrador
WiFi 8 conserva la base del salto anterior para no romper el ecosistema: bandas de 2,4, 5 y 6 GHz, canales de hasta 320 MHz, modulación 4096‑QAM y soporte de hasta ocho flujos espaciales con MU‑MIMO y OFDMA multiusuario.
A lo anterior suma nuevas capacidades cuyo fin es ordeñar mejor el espectro compartido: reuso espacial coordinado (Co‑SR), formación de haz coordinada (Co‑BF), operación dinámica de subcanales (DSO) y un esquema MCS mejorado para elegir de forma más inteligente la modulación según las condiciones.
En términos de cifras, la especificación apunta a una velocidad máxima de capa física en torno a 23 Gbps (condiciones ideales). No es el dato protagonista: el hincapié está en que esa capacidad se sostenga mejor cuando la señal se complica.
La primera conexión lograda por TP‑Link
TP‑Link ha comunicado que sus prototipos de WiFi 8 ya funcionan en laboratorio. La compañía validó la emisión de la baliza (beacon) y la transferencia de datos, describiendo el hito como un paso crítico para el desarrollo del estándar.
El hardware utilizado surge de una colaboración conjunta con la industria y la empresa sugiere que podrían verse primeros equipos comerciales antes de la ratificación, como ha ocurrido en generaciones previas.
Calendario: de los borradores a la certificación
El trabajo sobre 802.11bn arrancó su fase de estudio en julio de 2022. La Wi‑Fi Alliance prevé iniciar la certificación de interoperabilidad en enero de 2028, una vez estabilizadas las funciones clave.
Por su parte, la aprobación final del IEEE está planificada para finales de marzo de 2028. A partir de ahí, el ecosistema podrá escalar el lanzamiento, aunque la adopción masiva dependerá de los ciclos de renovación de routers y dispositivos.
Ámbitos de uso donde más se notará
Donde más brillará este enfoque es en entornos con mucha movilidad y densidad: campus de empresa o universitarios, plantas de producción, hospitales o recintos con alto tráfico de personas.
La mejora de la fiabilidad y la latencia facilitará tareas como videollamadas sin cortes, streaming en directo, traducción en tiempo real o control de robots y vehículos guiados automáticamente.
En el hogar, su capacidad para gestionar más dispositivos simultáneos y reducir la interferencia con tecnologías cercanas (Bluetooth, Zigbee o UWB) debería traducirse en una experiencia más estable en hogares inteligentes y facilitar la tarea de poner WiFi en la tele.
Compatibilidad y convivencia con el parque actual
Como ya ocurre con Wi‑Fi 7, WiFi 8 funcionará con móviles, portátiles y smart home existentes, si bien las ventajas plenas llegarán con dispositivos certificados para el nuevo estándar. Muchos usuarios podrán portátiles con WiFi sin cambios inmediatos en su equipo.
La promesa no es batir récords de megabits por segundo, sino reducir los sobresaltos del día a día: jitter más controlado, latencia más baja en el peor caso y menos cortes cuando la casa o la oficina están a tope.
Con las primeras pruebas de TP‑Link superadas, el mensaje del sector es nítido: WiFi 8 pretende acercar la experiencia inalámbrica a la consistencia que asociamos al cable, manteniendo compatibilidad y mejorando el comportamiento en escenarios complicados.